La contaminación lumínica consiste en el brillo del cielo nocturno producido por la mala calidad del alumbrado de nuestras ciudades. Esto significa que enviamos la luz hacia arriba en vez de enviarla hacia el suelo, donde realmente se necesita.
Dedicándonos a iluminar el cielo no sólo derrochamos nuestro dinero sino que abusamos de los recursos naturales, agredimos el hábitat de animales nocturnos y migratorios, y arrebatamos a nuestros hijos la contemplación del cielo estrellado.
La iluminación exterior:
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Es poco eficiente. Gran cantidad de luz es enviada al cielo.
Deslumbra. La iluminación es "dura".
Más cara: se necesita más energía porque gran parte de ella se envía a ninguna parte.
Ver ejemplos de mala iluminación en Cantabria.
![]() | LA BUENA:
Es eficiente: la luz se dirige al suelo y a los lados, que es donde se necesita.
La iluminación es uniforme. Se reduce el deslumbramiento. Se puede controlar y dirigir fácilmente. Preserva el cielo oscuro de la noche.
Es más barata: utiliza menos energía
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