¿Por qué quieren desmantelar la troika?
Una hipotética disolución de la troika sería
ante todo un gesto político que Tsipras podría vender como una gran
victoria pero que no supondría ningún cambio en la realidad de la deuda
griega
entró en nuestras vidas sin que nos percatásemos. Y con la misma celeridad que llegó parece que se irá. La troika se instaló de repente a las portadas de los periódicos y su doctrina se convirtió en el recetario de la austeridad que Europa adoptó como camino para salir de la crisis. Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional componían esta singular forma de poder que pronto despertó el recelo de los países que se vieron bajo sus programas de ayuda.
No deja de ser curioso que se
bautizara la unión de estas tres instituciones con una claro recuerdo a
la época soviética. El término «Troika» se refiere originalmente a la
palabra rusa con la que se designa a un carruaje tirado por tres
caballos, pero esta acepción fue utilizada en Rusia para dar nombre a la alianza política que alcanzaron Stalin, Kamenev y Zinoviev para,
a la muerte de Lenin, hacer frente a la corriente que se personficaba
en Trotsky. La historia de la Unión Soviética repetiría puntualmente
estas formas de gobierno a la muerte de Stalin, y como sucediese con los
triunviratos romanos, los matrimonios de tres nunca terminan bien.
Desde hace más de dos años comenzaron
a hacerse evidente las divergencias en el grupo. El FMI ponía más el
foco en la reducción de la deuda pública y ponía menos énfasis en las
medidas de austeridad, mientras que los técnicos y los informes del BCE y
de la Comisión invertían sus prioridades.
El Fondo, dirigido ahora por Christine Lagarde, fue el primero en cuestionar la propia gestión al afirmar que habían sobreestimado la capacidad recaudatoria del Estado griego. Fue en Grecia dónde la troika acutó por primera vez al rubricarse el primer rescate en la primavera de 2010. Irlanda en diciembre de ese mismo año y Portugal en mayo de 2011 pusieron a estos tres países bajo la supervisión de la troika.
El BCE llevaba meses deslizando su incomodidad por formar parte de este órgano.
El abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea apuntó a
mediados del mes de enero que si el BCE quería poner en marcha un
programa de compra de bonos tendría que abandonar la troika si compraba
deuda de alguno de los países intervenidos. Así, si finalmente entra en
la compra de bonos helenos, en un principio han quedado fuera del
anunciado QE, el BCE tendrá que abandonar esta terna, lo que significaría su disolución efectiva.
Para recibir la ayuda financiera, los países bajo programa debían cumplir una serie de medidas estipuladas en un tipo de contrato denominado Memorando de Entendimiento.
La troika enviaba a los países bajo este programa recibían
periódicamente la visita de una delegación de las tres instituciones
para corroborar la adopción de las reformas comprometidas. «Los hombres de negro»
se convirtieron de inmediato en la encarnación de la austeridad y en el
mejor retrato de la pérdida de soberanía de los países bajo su
tutorización.
En el momento en el que el nuevo
Gobierno griego acepta la negociación con sus socios y sus acreedores
pero no a la troika está aceptando implicitamente a las instituciones
que la conforman de manera individual pero no como ente colectivo. La posible disolución de la troika es ante todo un gesto político,
que no obstante otorgará a Tsipras la posibilidad de vender una gran
victoria. Hay que recordar que antes de alcanzar el poder Syriza
cuestionaba la legitimidad de la Comisión Europea y no consideraba al
FMI y al BCE como órganos democráticos.
Pero más allá del significado
político, es importante resaltar que nada más se negocia por el momento.
Nada cambia para la deuda griega, simplemente cambiaría la forma de su
interlocutor. Cambia la representación de sus acreedores. De hecho la hipotética disolución de la troika iría ligada «al cumplimiento de los compromisos»,
y cualquier otra negociación sobre la deuda, como una reestructuración
consistente en reducir intereses y aumentar los plazos, es independiente
y estaba más o menos descontada desde hace meses.
Fue en Grecia dónde la troika empezó
su trabajo, también dónde más se hizo evidente que por si solas sus
recetas no conseguirían sacar al país de la depresión. En el resto de
paises los efectos negativos de las políticas de la troika no se han
dejado sentir con la misma virulencia que en Atenas y que ha llevado al
cambio político en el país heleno. Pero más allá del hecho político, ¿cambia algo con el fin de la troika?
Parece claro que el significado se circunscribe solo al ámbito
político, y que cualquiera de calado económico tendrá que esperar a una
negociación posterior. Un hipotético final de la troika será ante todo un símbolo.
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